Investigación & Desarrollo
Por Jaime Rozas , 10 de agosto de 2021

Científicos reinstalan sistema de monitoreo para medir variabilidad ambiental en Caleta El Manzano

Caleta El Manzano es un importante sector para la captación de semillas de chorito. Foto: Instituto Milenio SECOS.
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Luego de más de un año inactiva por pandemia, investigadores del Instituto Milenio SECOS y pescadores de Hualaihué reactivaron plataforma de monitoreo que busca entender las dinámicas del ambiente marino en una importante zona para la mitilicultura y la pesca artesanal.

En pleno mar interior de Chiloé, la comuna de Hualaihué y Caleta El Manzano sorprenden con un mar tranquilo entre cerros y bosque nativo. En esta zona, marcada por la actividad pesquera y mitilicultora, José Erasmo González, pescador y presidente del Sindicato de Pescadores de Puntilla Quillón, lleva más de doce años captando semillas de chorito.

Para él, la variabilidad en las condiciones del mar en los últimos años ha modificado los tiempos de plantación y captación de semillas del principal producto de exportación de la miticultura nacional. Conocer esas variaciones y, sobre todo, poder anticiparse para tomar mejores decisiones, es clave para su actividad y la de cientos de pescadores y comunidades que habitan el lugar.

Es por ello que a inicios de agosto, un grupo de investigadores del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS) —junto con la ayuda de Erasmo y Maida, su esposa y compañera de labores— finalizó la reactivación de la plataforma de monitoreo de variabilidad ambiental en Caleta El Manzano, zona reconocida por la importante captación de semillas de choritos para los productores nacionales. 

El sistema de monitoreo había sido instalado en primera instancia por el Núcleo Milenio MUSELS en agosto de 2018 y, hoy, luego de más de un año de inactividad debido a la pandemia, vuelve a estar operativa para entregar datos relevantes sobre las condiciones del mar.

Sistema de medición, recuperado antes de su limpieza. Foto: Javiera Veloso.

“El objetivo es caracterizar las condiciones ambientales en las que se desarrollan los cultivos, para ver cómo el cambio climático y cambio global los afectan. Necesitamos conocer el contexto. Es imposible saber cómo te va a impactar el futuro si no conoces el presente”, explica Cristian Vargas, doctor en Oceanografía e investigador del SECOS.

Se eligió Hualaihué, agrega el también académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, “porque este lugar tiene bastante potencial en términos de desarrollo con la comunidad local. Son súper proactivos, están muy entusiasmados con la plataforma y ven el valor de observar el océano, por lo tanto, la protegen y la cuidan”.

Los instrumentos estaban escondidos debajo de cholgas, choritos y picorocos y otros organismos que abundan en la zona, y cubiertos con epibiota.

“Lo primero, fue comenzar a limpiar el equipo para ver qué había debajo. Queríamos comprobar las condiciones, si es que seguía funcionando y si se podían extraer datos", relata Javiera Veloso, profesional de apoyo en SECOS dedicada a la socio-biología costera y parte del equipo que reinstaló exitosamente la plataforma que sostiene los instrumentos de medición en Hualaihué. "Este fue un trabajo minucioso ya que el equipo era súper importante y era delicado de recuperar”.

Monitoreo en conjunto

A través de esta plataforma se obtienen datos de temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, fluorescencia, turbidez, y pH, que permiten observar la variabilidad de la zona, los cambios por estresores o por procesos locales (influencias del río, actividades económicas o humanas, entre otros) y también ver cambios generales del ambiente. 

Los datos e informes obtenidos en años anteriores en esta zona han sido de utilidad para organismos públicos como el Instituto de Fomento Pesquero, Sernapesca y Subpesca, y también para profesionales del mundo académico. Hoy, el desafío para los investigadores del SECOS es que esa información además pueda ser usada en tiempo real por los pescadores, recolectores y acuicultores de Hualaihué.

Javiera Veloso y José Erasmo González reinstalando el sistema de monitoreo.

"Es importante trabajar para que la comunidad se apropie de los equipos, pero también de la utilidad de monitorear el océano y de poder predecir condiciones futuras, conociendo sus rangos de variabilidad, para tener mejor eficiencia en el trabajo que realizan”, agrega Antonio Cuevas, investigador SECOS a cargo de la plataforma y académico UdeC.

Cuevas agrega que la misión es entregar información de línea base para estar preparados frente a eventuales cambios o hitos que puedan ocurrir en el mar como. “Por ejemplo, visibilizar con información concreta si los distintos proyectos acuícolas que se ejecutan en la zona generan o no efectos en las condiciones de captura de semillas".

Tanto los científicos como el presidente del Sindicato de Pescadores de Punta Quillón coinciden en que para lograr esa mejor caracterización y para captar las dinámicas del mar, la integración de la experiencia y conocimientos tradicionales de los habitantes de Hualaihué es de vital importancia. 

"Hemos estado combinando nuestras técnicas artesanales y conocimientos que los años de trabajo en el mar nos han entregado, con la información que entrega el sistema, que ha sido útil, sobre todo el tema de las temperaturas —cuenta José Erasmo González—. Las autoridades locales tienen que saber que esto es algo que le está sirviendo a la gente; a los pescadores artesanales, a los acuicultores y a los que trabajamos del mar. Conocerlo es algo posible y es necesario tener un monitoreo en tiempo real".

Para los investigadores, el plan es trabajar en una interfaz que permita ver la información en tiempo real de lo que ocurre en el mar, para que los datos que se obtengan puedan ser revisados por los propios pescadores para su toma de decisiones. 

Por el momento, la información se debe recoger directamente desde los instrumentos que miden temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, clorofila, turbidez, y acidez, cada una hora, por lo que el equipo debe volver en un par de meses a recogerlos desde la plataforma para recolectar nuevos datos. Y si bien estos se encuentran disponibles en un servidor público —al que otros científicos pueden acceder— y se emiten informes periódicos, el desafío es hacer que la información provea herramientas para hacer más eficientes esas decisiones en el momento para los pescadores.

“La comunidad entiende que conocer el cambio que están teniendo los factores físicos de la zona, va a tener, en un futuro cercano, grandes repercusiones en su trabajo —agrega la profesional Javiera Veloso—. Necesitamos seguir creando instancias para poder dar a conocer a la comunidad lo que estamos haciendo, qué es lo que está pasando en el mar y cómo esto les va a servir en un futuro”.

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