Columna de Opinión
Por Jaime Rozas , 7 de abril de 2021

Ordenación de la industria salmonera chilena en tiempos de emergencias locales y globales

Cultivos de salmónidos en el estuario de Reloncaví, comuna de Cochamó. Foto: Doris Soto.
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"Es necesario revisar la distribución espacial de la salmonicultura y establecer máximos productivos acorde con niveles de riesgo para la actividad y para el ecosistema, poniendo especial atención a la capacidad de carga de los cuerpos de agua".

Dra. Doris Soto, investigadora del Centro INCAR

La situación de pandemia que estamos viviendo a nivel global y los últimos eventos de marea roja que afectan a la industria del salmón han sido abordados por INCAR desde varias perspectivas con la intención de aportar a la investigación y conocimiento relevante para que las políticas públicas en Chile y a nivel global contribuyan a una mayor sustentabilidad de la acuicultura.

En noviembre del 2020 se presentó y publicó la plataforma de atlas climático de Chile del Ministerio de Medio Ambiente, ARCLIM, donde INCAR desarrolló los mapas de riesgo para la salmonicultura y mitilicultura. 

Allí se muestran los mapas de riesgo frente a fenómenos FAN para la salmonicultura, generados por una reducción paulatina de las precipitaciones especialmente en la Patagonia norte.  El análisis de riesgo considera el componente climático como amenaza, pero además incluye algunos elementos que hacen al sistema más sensible de ser afectado, incluyendo una gran producción o biomasa acumulada en la última década en cada barrio o ACS. Es decir, en aquellos barrios donde se ha producido mayor biomasa de salmones han ingresado más nutrientes y este siempre es un factor de riesgo de eutroficación, facilitación o gatillante de florecimientos algales, reducción de oxígeno, etc.

El evento actual de FAN que ha afectado especialmente al fiordo Comau (ACS 17A) —aparentemente debido a una microalga denominada Heterosigma akashiwo— ha sido generado sin duda por el evento climático de sequía extrema que estamos viviendo, pero no podemos descartar el papel de los nutrientes adicionales en el ecosistema que alberga la salmonicultura. 

Además, este es un barrio de alta concentración productiva, que en el modelo de riesgo equivale a una alta exposición: “Se puede perder mucho si algo malo pasa”. Es decir, es una tormenta perfecta.

Cabe destacar también que producto de un esfuerzo conjunto de varios centros e investigadores chilenos liderados por INCAR, y con el apoyo de WWF, se presentó en enero del 2020 una propuesta de enfoque ecosistémico al desempeño ambiental de la salmonicultura. En este documento de análisis científico se recomienda incrementar esfuerzos hacia la evaluación de los ecosistemas que albergan la salmonicultura con un enfoque de riesgo y con medidas preventivas acorde a ello. 

La evaluación preliminar muestra algunos cuerpos de agua —incluyendo estuario y seno Reloncaví, fiordo Comau en la Región de Los Lagos y fiordos Puyuhuapi, Cupquelán y Quitralco en Aysén— con niveles de riesgo de eutroficación más altos. En el análisis de riesgo ello está influenciado por la mayor biomasa en producción y acumulada (cosechada), menores tasas de recirculación del agua —equivalente a mayor retención— y presencia de zonas hipoxicas (escaso oxigeno) en los cuerpos de agua por debajo de los 50 m, información provista por el programa oceanográfico Chonos del Instituto de Fomento Pesquero. Las noticias recientes también destacan mortalidades masivas por bajas de oxígeno y posibles FAN en Aysén, principalmente en ACS en los fiordos mencionados,  lo que apoya nuestras proyecciones.

La propuesta de gestión de la salmonicultura con enfoque ecosistémico insiste en una evaluación permanente de la situación ambiental de los cuerpos de agua que albergan salmonicultura, con medidas preventivas orientadas por monitoreos ambientales integrados más intensos y adecuadamente comunicados, además de medidas reductoras del riesgo —por ejemplo la reducción de producción en aquellos ecosistemas mencionados—. 

Es necesario revisar la distribución espacial de la salmonicultura y establecer máximos productivos acorde con niveles de riesgo para la actividad y para el ecosistema, poniendo especial atención a la capacidad de carga de los cuerpos de agua, lo cual puede ser orientado inicialmente por las evaluaciones oceanográficas y productivas mencionadas. 

Nuestra publicación reciente sobre vulnerabilidad de la salmonicultura ante la pandemia de covid-19 también alude a los componentes del riesgo para la industria y para el sistema socioecológico, y destaca la necesidad de una revisión estratégica de la producción y su distribución en el maritorio.

Estamos así cumpliendo con una de nuestras misiones principales como centro Fondap: “Contribuir con ciencia de excelencia a las áreas de desarrollo prioritarios del país”.

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